Wednesday, March 28, 2007

Vulnerable forma de morir.

Cubrí tus manos con las mías; las tuyas llenas de desprecio encarnecido por el infame dios de las cosas truncas y fugaces, no supe que el horroroso mundo de las pasiones terminaban en el sufrimiento agonizante de la furia solitaria. El ambiente de mudeza que me tocó vivir, agitado por los brazos invisibles de la incertidumbre.

Creí en los besos, creí en tus entregas, creí creer que estabas en mi lar...

...al despertar no estabas, solo tu aroma embriagaba mis sentidos, la amargura se burló esta vez... morir?... es preciso por tu ánimo, prefiero que estés en las filas de los que no contestan las preguntas humanas.

Tuesday, March 20, 2007

Comienza.


Como les había prometido la entrega de un material escrito a mediados del 1996, producto de una serie de situaciones que mancharon mi manera de pensar, abriendo un precipicio literario, un remolino de ideas sobre la muerte, el amor, lujuria, mentiras, sudor, sexo, pasión y otras cosas que se irán sumando en el polvoriento y angosto camino de un viaje a la pasión oculta.

Sobre el título, olvídense del título. Originalmente era “Laberinto Pasional” pero me da igual, me preocupa más el bagaje del mismo, luego quien sabe con los años veré que título le otorgamos a esta experiencia.

Disfrútenlo.
Emil.
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Muerde mi lengua, escupe mi rostro, sigue pecando no importa el pastor…
Cae mas bajo, mi alma se extiende, mis locuras perduran y mi vida predecible hablará de lo imposible.

ESPERO

Espero que te des vuelta y mires lo que dejaste...

No lo ves, es un suspiro, un aliento, un murmullo. Todo lo que no pudiste matar, vaga fantasmal en mis entrañas, "es un entañar", todo un riesgo, las opciones eran las mismas cuatro puertas azules, "un señuelo oculto"... el final? incertidumbre... aún quedan vivas las ánimas de la infelicidad disfrazada de payaso sonriente. No he olvidado el lugar del pacto, pero no se como llegar a el... Firma falaz.

Estuve en todos los lugares de tu cuerpo, hasta en tus huesos, los besé, casi por completo, escuché‚ tus gemidos. más no escuché‚ la noticia del secuestro persuasivo del santurrón de madera... me alejé‚ de tus entornos, dejándome llevar por otros lienzos... acabado en una solitaria tumba rencorosa.
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